Después de pasar un sábado medio regular, no se si por la tensión o los nervios, volví de Covadonga algo chiguato, me acosté tempranisimo
y a las 6 de la mañana ya estaban Armando y Rocio preparándome el desayuno, incluido bocata de tortilla, frutas y frutos secos, para que no me faltara alegría en mis primeros momentos de caminar hacia el Santo Patrón.
Casualmente el camino a la salida de Oviedo pasa por la acera de enfrente de su casa, así que no tuve más que encomendarme al Jefe y empezar a caminar, era una etapa larga, 30,5 km y había que tomársela con calma, pues va uno fresco y te quieres comer el mundo , y no es bueno, pues en principio era muy dura, como así resultó después , dura no durísima!!
Muchos repechos y altibajos, con unas subidas enormes, y eso te rompe las piernas de una manera lenta, pero constante.
Después de un gran esfuerzo y tras más de 9 horas caminando llegue al albergue de S. Juan, estaba casi a rebosar, pues habia peregrinos que habían hecho una etapa anterior de 12 km, y afrontar esta con más trankilidad.
El hospitalero un 10, genial, Domingo, un tío muy particular y todo es agradar y servicial, el problema del albergue es que hay que ir con comida para la cena, pues no hay manera de comprar NADA no bar ni tiendas , sólo lo que el buenamente puede aportar, y gracias a ello se hace más llevadero.
A la cama tempranito reventado, para madrugar al día siguiente.
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